Al ver la historia como se va escribiendo día con día, todavía me sorprende cómo la humanidad ha podido sobrevivir y desarrollarse en los últimos 2200 años. Desde las guerras púnicas hasta la II Guerra Mudial, la guerra de Corea, Vietnam, Afganistán, Irak, y demás conflictos bélicos en donde siempre hay un instigador con motivos tan simples como el comercio ya sea de petróleo, drogas, o cualquier otra cosa en el que se tenga un interés específico; siempre hay un actor involucrado que provoca el escalamiento de los eventos a situaciones incontrolables.
El Grand Old Party, dícese del Partido Republicano, se encuentra en un momento de crisis que podríamos comparar con un coágulo en la corriente sanguínea atorado en alguna parte, provocando un infarto cerebral con el paciente en cuidados intensivos. Donald Trump está bloqueando el flujo de acciones de los republicanoss para salvar a su partido de una muerte potencial. Paul Ryan está tratando de salvar el control del Congreso, aunque sus esfuerzos tienen toda la posibilidad de fallar.
Mientras tanto, esa lucha de Trump, que se extiende a sus seguidores para manchar la imagen de la candidata del Partido Demócrata, Hillary Clinton, usando un discurso político plagado de mentiras, verdades a medias, e inexactitudes crea una contienda política bastante desagradable, con falta de ética moral, que a las personas que pensamos (me cuento en ese grupo) llega a provocar náuseas. En periodismo nos enseñan a tratar de ser imparciales al buscar y escribir la noticia, y en ocasiones al comentarla, pero llega el momento en que eso llega a ser una imposibilidad cuando se analizan los hechos o se estudian las declaraciones públicas e inclusive el lenguaje corporal de los personajes.
Trump está enarbolando banderas que ya parecían haberse perdido en el tiempo. El racismo contra cualquier persona que no sea de tez blanca, el inmigrante de cualquier nacionalidad que no sea de las colonias de blancos del Imperio Británico, o de los países europeos con gente de color clarito. Contra las personas cuya religión no siga la Biblia de acuerdo a la traducción de Lutero. Los inmigrantes sirven solamente para hacer los trabajos que en su momento realizaron los nativos africanos importados forzosamente, y si no sirven mejor mandarlos de regreso a su país de origen.
Los intereses comerciales que mueven a Trump, van más allá de desear favorecer a la población general de Estados Unidos, el deseo básico para llegar al puesto que aspira es facilitar que sus hijos puedan manejar la empresa familiar para hacerla crecer sin importar que la economía del país se vaya al drenaje. Los seguidores de Trump no alcanzan a ver eso y se dejan hipnotizar por el discurso propagandístico sin pensar que requiere para hacer lo que les promete y que en estos tiempos sería imposible de realizar.
Hacer que las empresas americanas que instalaron fábricas en otros países, ya sea México o China, y se las trajeran de regreso no sería muy factible, por el hecho de que no ganarían lo suficiente para dar gusto a sus accionistas. Hacer que las empresas aumenten el salario mínimo también dañaría los bolsillos de los inversionistas que no les importan esas minucias. Esta apuesta de Trump para llegar a la presidencia del país le está comenzando a salir cara y eso lo está llevando a cometer errores que esperemos no lleguen a más; como gritó una de sus seguidoras en un rally, "la revolución es lo que nos están dejando". Eso es preocupante.
Saludos,
Ray P.